Qué es el concurso voluntario de acreedores
Llamamos concurso voluntario o concurso de acreedores express al procedimiento concursal iniciado por el propio deudor insolvente. Recordemos que la Ley Concursal promueve este tipo de concursos, llegando a resultar su declaración una obligación para el deudor común que no pueda atender regularmente a sus obligaciones de pagos.
A continuación analizamos los elementos más importantes del concurso voluntario, incluyendo:
Su concepto.
El momento de solicitud.
Las diferencias con los concursos necesarios.
Los efectos de la solicitud del concurso voluntario.
A través de este análisis se entenderá el deber que tiene el potencial insolvente de solicitar su propio concurso. También se verán formas privilegiadas de tramitación del concurso, que dependen de la diligencia del deudor.
Por tanto, resultará patente que el empresario endeudado debería buscar asesoría jurídica especializada antes de que la crisis empresarial resulte insostenible. En este sentido, invitamos a los usuarios a encontrar al abogado idóneo a través de nuestros formularios.
Qué es el concurso voluntario
El objetivo de la Ley Concursal es satisfacer en la medida de lo posible los créditos que tiene un deudor común en situación de insolvencia. Conocemos como deudor común a aquel que tiene múltiples acreedores.
Por su parte, la insolvencia se define en la Ley Concursal de un modo amplio, ya que puede ser presente o inminente. Es decir, no es necesario que el deudor esté en situación de quiebra para instar el concurso. Basta con que sepa que tendrá dificultades para cumplir sus obligaciones.
Por razones de eficiencia y de economía procesal, la Ley Concursal premia las actuaciones diligentes y la colaboración entre los implicados en la situación de crisis. Por ejemplo, la conclusión idónea del concurso es el convenio, en el cual se pacta una salida de la situación de insolvencia entre el deudor y sus acreedores.
En este sentido, la ley bonifica la solicitud voluntaria del concurso. Sobre esta materia entraremos al analizar los efectos del concurso voluntario, pero de momento destacamos que el artículo 5 de esta norma impone al deudor el deber de solicitar la declaración de concurso dentro de los dos meses siguientes en que conociera o debiera conocer su estado de insolvencia.
¿Cuándo se entiende que el deudor conocía su estado de insolvencia?
Esta cuestión podría resultar difícil de determinar. Por eso, la propia Ley Concursal establece una presunción iuris tantum. Es decir, en determinadas situaciones se entenderá que el deudor conocía su situación de crisis, salvo que pruebe lo contrario. Tales situaciones son:
Sobreseimiento general en el pago corriente de sus obligaciones.
Existencia de embargos por ejecuciones pendientes que afecten de forma general a su patrimonio.
Alzamiento o liquidación apresurada o ruinosa de sus bienes.
Incumplimiento generalizado de obligaciones de pago, durante los tres últimos datos, de las siguientes deudas tributarias.
Cuotas de la Seguridad Social y demás conceptos de recaudación.
Salarios, indemnizaciones y otras cantidades laborales.
Qué diferencia un concurso voluntario de uno necesario
Si el deudor no cumple con su deber de solicitar la declaración del concurso, sus acreedores quedarán habilitados para iniciar el trámite. En este sentido, quedarán forzados a acreditar que concurren causas de insolvencia, conforme a lo antedicho. Como veremos más adelante, la declaración de un concurso necesario tiene efectos perjudiciales para el deudor durante el proceso.
Efectos de la solicitud del concurso voluntario
El efecto fundamental de la solicitud del concurso voluntario es la apertura del concurso de acreedores. Una vez declarado el concurso se detendrán las ejecuciones contra el patrimonio del concursado y el devengo de intereses, a fin de llegar a un acuerdo que permita:
Satisfacer, aunque sea parcialmente, los créditos pendientes.
Continuar, en su caso, con la actividad profesional o empresarial.
Y, si fuera posible, recuperar la solvencia económica del concursado. Esta es la mejor solución, ya que el deudor saldrá de la insolvencia, sus acreedores cobrarán sus créditos y la actividad no quedará interrumpida.
Las facultades patrimoniales del deudor quedarán intervenidas por la administración concursal. Esto implica que determinadas actuaciones de contenido económico dependerán de la autorización por parte de este órgano.
Ventajas de iniciar el trámite voluntariamente
Como ya hemos explicado, la Ley Concursal premia la voluntariedad en la tramitación del concurso de acreedores. En este sentido, solo cuando sea el insolvente quien inicie el proceso quedará habilitado para presentar una propuesta anticipada de convenio.
La propuesta anticipada recorta la duración del proceso, ya que permite adelantar la fase de convenio. Además, permite superar algunos de los límites imponibles a las medidas contenidas en tal propuesta.
Por otro lado, y como ya hemos indicado, al presentar el concurso voluntario las facultades del deudor se verán intervenidas. Aunque pueda parecer paradójico, esto es favorable al deudor, ya que en los concursos necesarios sus facultades económicas quedan directamente suspendidas.
Además, los concursos de acreedores pueden terminar en fase de calificación. Durante esta fase se puede determinar la culpa o dolo del deudor en la provocación o agravación de su estado de insolvencia. Si el concurso se califica como culpable, el deudor tendrá que afrontar sanciones como pérdidas de derechos, obligaciones indemnizatorias e inhabilitaciones. Y hay que remarcar que el concurso se presumirá culpable cuando no se haya solicitado el concurso voluntariamente y se abra la fase de calificación (que no es necesaria en todos los concursos).
Conclusión: el concurso voluntario es la mejor respuesta a la crisis de la empresa
En conclusión, si la empresa está en situación crítica y se ve abocada al concurso de acreedores, su mejor opción es iniciar el concurso voluntario. Recordemos que la iniciativa en estos trámites tiene otras ventajas, como la posibilidad de presentar:
El convenio anticipado, del que ya hemos hablado y que agilizará el trámite y mejorará las condiciones del deudor.
En su caso, el concurso express, más rápido y seguro que el procedimiento ordinario.
O el preconcurso, que podría llegar a evitar que el deudor tenga que entrar en concurso de acreedores.
En este sentido, la mejor opción para la empresa en situación de insolvencia inminente es buscar asesoría jurídica especializada. Un buen equipo de abogados especialistas en concurso de acreedores puede agilizar el concurso de acreedores, optimizar sus resultados e incluso evitar su tramitación.