¿Que es un fideicomiso?
El fideicomiso es una institución sucesoria que permite aplazar el destino de los bienes del testador tras su fallecimiento. Como institución sucesoria, deberá regularse en el testamento. Pero los bienes a los que afecte no se atribuirán directamente a un heredero o legatario, como ocurre por regla general.
En lugar de ello, los bienes o derechos quedarán bajo administración de un representante, conocido como fiduciario. Generalmente este seguirá las instrucciones del testador. Lo que permite que el testador planifique qué ocurrirá con su patrimonio incluso más allá de su deceso.
Se trata de una institución muy útil, por ejemplo, para garantizar la adecuada administración de los bienes que corresponden a menores o personas con la capacidad modificada judicialmente. También para postergar la elección de un sucesor, en el caso de las empresas familiares.
El fideicomiso en el Derecho español y comparado
La RAE define el fideicomiso como:
<<Disposición por la cual el testador deja su hacienda o parte de ella encomendada a la buena fe de alguien para que, en caso y tiempo determinados, la transmita a otra persona o la invierta del modo que se le señala>>.
Se trata, por tanto, de una instrucción de última voluntad. En ella, el testador actúa como fideicomitente o fiduciante. Quien recibe el patrimonio se conoce como fiduciario, pudiendo ser una persona física o jurídica. Y quien aprovecha la administración del fiduciario se conoce como el beneficiario.
En Derecho comparado, el fideicomiso se suele identificar con el trust, siendo una institución útil para administrar el patrimonio del propietario a lo largo de su vida. Y ello porque los bienes integrantes del trust quedan separados tanto del patrimonio del fiduciante como del patrimonio del beneficiario. Lo que implica que los acreedores de uno y otro no pueden actuar contra el trust.
Sin embargo, en el Derecho español, el fideicomiso tan solo se utiliza como una figura sucesoria. Para conseguir los efectos de un trust habría que recurrir a otras figuras, como una fundación (si el beneficiario es indeterminado y el fin es de interés general) o una sociedad (destacando en este sentido las sociedades patrimoniales).
¿Para qué sirve un fideicomiso?
Mediante el fideicomiso, el testador puede separar parte de la herencia y determinar que se utilice en favor del beneficiario. Por ejemplo, para pagarle los estudios o para asignarle una renta periódica. De ahí que sea una figura útil cuando la persona beneficiaria no puede administrar sus bienes per se.
Otro caso de uso frecuente tiene lugar en las empresas familiares. Aunque generalmente, en esta clase de negocios, el relevo generacional se produce en vida de los socios salientes, puede ocurrir un imprevisto que impida este régimen de transición.
Dada la naturaleza de estas compañías, la muerte del socio determinará que sus legitimarios reciban gran parte (o la totalidad) del paquete de acciones. Por eso es frecuente que se asignen las acciones o participaciones a uno o varios de los herederos, siendo estos los interesados en mantener la actividad de la empresa y garantizando su continuidad. Ello se puede hacer aprovechando los artículos 841 y 1.056 del Código Civil, que permite flexibilizar el régimen de legítimas ante este escenario.
Pero hay casos en que el testador todavía no ha elegido a su sucesor entre sus descendientes. Y ante estas situaciones puede constituir un fideicomiso para que su cónyuge o una persona de confianza sea quien designe al sucesor en el momento oportuno.